Este es el claro ejemplo de que a veces no pasa nada por esperar a que el bebé tenga más de los 15 días que siempre recomiendo. Tomàs vino a mi estudio con un poquito más de un mes y lo inundó de sonnrisas. Ya no conservaba su postura fetal, eso sí, pero mirad que precioso el resultado.
Una gusto sesión entre viejos amigos con un protagonista incomparable. ¡Felicidades, familia!
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