Estos cuatro seres van a estar siempre en mi mente por lo divertido y emocionante que fue su reportaje fotográfico, y en mi corazón porque son los cuatro un amor. Lo que parecía que iba a ser una preciosa tarde de juegos y fotos en la playa, que lo fué, terminó en una tormenta de arena brutal que ninguno de nosotros esperaba y que nos regaló un preámbulo meteorológico con una luz increíble. Eso sí, acabamos todos mojados de arriba a abajo y con una idea de lo que debe ser una tormenta de arena del desierto. Por suerte ya nos conocíamos un poquito de la sesión de embarazo de Sandra y sabíamos que compartimos espíritu aventurero. Aquí os dejo las fotos, que las disfrutéis 🙂
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